sábado, 28 de septiembre de 2013

De los evangélicos y los maestros





Como saben, escribo primeramente a evangélicos, ya que es el ámbito en el que generalmente me desenvuelvo así como el grupo al que pertenecen ustedes, amigos míos, que son la mayoría de mis lectores. Les escribo con tristeza y con malestar, pero también con esperanza en que las cosas pueden cambiar si juntos, en comunión, buscamos seguir los pasos del Señor Jesús y caminamos con él, al lado de los pobres y los oprimidos.
Como premisa fundamental: Un cristiano no debería ser ignorante de los acontecimientos sociales. He visto como muchos evangélicos solo se quejan del tráfico, de los maestros, y no se informan, hacen juicios a priori. Recopilo aquí algunas frases que he visto en publicaciones de Facebook de algunos contactos:
“Esos dizque maestros deberían ponerse a trabajar como uno, sólo así hay progreso.” “Ya que se regresen aquí nadie los pela.” “Solo afectan a miles que sí queremos trabajar.” “Pobres de los niños que están sin clases.” “Para que se manifiestan si no les van a hacer caso.”
Luego citan versículos (con una pésima hermenéutica, ejemplo de lo que se enseña en sus iglesias, claro) defendiendo al gobierno de una manera acrítica: “Hay que orar por nuestros gobernantes, dice la Biblia.” “Hay que honrarlos, dice la Biblia.” “Dios quita y pone reyes, dice la Biblia.” “Dios es soberano, dice la Biblia, tenemos al presidente que él ha querido.” O simplemente se desentienden de la problemática pensando que “las cosas en el cielo serán mejores”: “Aquí nos tocó así, pero allá todo cambiará.” “Somos pobres aquí en la tierra, pero en el cielo reinaremos.” “Aquí hay tristeza, pero allá el Señor enjugará nuestras lágrimas.” “Todo está mal, por eso espero el rapto.” O piensan que esto nada tiene que ver con “la vida espiritual”: “Para qué estudio, mejor me voy de misionero, eso es lo que vale.” “Lo que importa es mi tiempo de oración, mi ayuno, mi devocional diario, mi estudio bíblico con los jóvenes de la ‘igle’, todo lo demás es efímero.” Y se preguntan entre ellos: “¿Cómo estás en tu vida espiritual?” Y se contestan: “Amén, amén, bien ‘bro’, todo chido, de gloria en gloria.” Y luego: “¿Y en lo secular?” A lo que responden: “Pues ahí, dos dos, brother. Así como están las cosas, yo la neta espero ya el rapto.” Pero no se comprende que solo hay una vida, sin dicotomías: No tienes una vida espiritual y una vida mundana, terrena o secular. Tienes una sola y única vida.
¡Cuánto se necesita de cristianos que sepan leer los tiempos!: reflexionando con una Biblia en una mano y el periódico en la otra, como lo apuntaba Karl Barth. Pero seguro, esto al evangélico “de hueso colorado” le parecerá una mundanalidad que ha de ser rechazada.
Por ahí, algunos “compas” evangélicos han compartido videos (uno animado de televisa y otro de algunos jóvenes bloggers entrevistando maestros) donde se critica el desconocimiento de algunos maestros de la CNTE acerca de la Reforma educativa, les hacen preguntas queriendo escuchar una respuesta exacta y buscando exponerlos dejándolos en ridículo: lo que expresan esos videos, en resumidas cuentas, es que “los maestros no saben ni porqué están luchando”.
Me pregunto qué pasaría si llevara mi cámara y entrevistara a tales evangélicos -a ellos, a sus esposas, a sus hijos o hijas, a sus familias, o amigos de sus iglesias- acerca de su fe haciéndoles preguntas concretas de pasajes bíblicos, doctrina, dogma, teología, historia eclesiástica, etc. ¿Sus respuestas probablemente escuetas, infantiles, equivocadas, su balbuceo o verborrea o su silencio desconcertado, sería evidencia de que “no saben qué ni porqué creen pero creen”?
El supuesto y la pregunta es retórica, dada la estructura del párrafo, se espera como respuesta una negación. El hecho de que haya evangélicos que a pesar de tener años metidos en la iglesia y no sepan responder a cuestiones básicas de la fe, no significa que no sepan porqué creen, simplemente han dejado esa tarea reflexiva de lado -espero no sea tu caso-, y con todo, para ellos es suficiente saber que Cristo murió en favor de ellos y así son salvos. En paralelismo con esta respuesta se espera también que estos evangélicos no juzguen a los maestros en su lucha genuina contra la injusticia, pues aunque no sepan dar respuestas puntuales no significa que estén ahí sin conocer el punto principal: buscar justicia.
Entonces, al menos dos cosas deben considerar tales evangélicos: Primera, que la fe cristiana no es ciega, tiene los ojos bien abiertos; es decir, se razona, “la fe inquiere en el intelecto”, escribiría San Anselmo. Segunda, que la fe cristiana se fundamenta en Jesucristo quien proclamó el Reino de Dios, no solo a través de sus enseñanzas sino también con sus obras de misericordia mostrando en ello justicia. Por ende, el evangélico que se jacta de ser verdadero cristiano, debería al menos no juzgar como indigna la búsqueda de justicia por parte de otros, y al mismo tiempo, razonar su fe.
Lo absurdo es que los evangélicos se quejan de los maestros que claman por justicia para que la educación sea gratuita para todos; pero eso sí, se emocionan con una 'Expo cristiana' y hasta pagan su exclusivo boleto 'VIP' para escuchar a su cantante, grupo o predicador favorito. Odian y maldicen a los maestros que señalan la falla del gobierno, ejemplo de una verdadera voz profética que denuncia el pecado estructural en el país; pero eso sí, aman y bendicen a sus pastores que les endulzan los oídos, que no hablan de la situación social en el país manteniéndose al margen de ello por considerarlo demasiado mundano o terrenal, y solo predican de su "vida espiritual". Expresan su repudio contra los maestros y el tráfico que ocasionan, los tildan de "demonios"; pero eso sí, se regodean de sus ministerios casi angelicales. 
Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) luchan por justicia. En estos días he podido platicar con varios de ellos ahí en su campamento en el Monumento a la Revolución. Es cierto, no todos saben expresarse correctamente o tan precisamente como a sus críticos les gusta apuntar burlonamente. Quizás habrá entre ellos algunos que no quieran perder sus varias plazas, o habrá entre ellos tal vez quienes no quieran ser sometidos a evaluación porque saben que no pasarán el examen, esto es cierto. Sin embargo, de manera general, con las intenciones que tengan, todos y cada uno de ellos está luchando para corregir las Reformas del Gobierno que atenta contra el bienestar de todos los mexicanos, incluyendo al evangélico perteneciente a la crema y nata de su iglesia.
Los maestros y maestras con quienes he platicado, han dejado familia, a sus hijos pequeños, ya por casi dos meses. Han pasado frío, hambre, se han empapado bajo la lluvia aun dentro de sus tiendas improvisadas con lonas, cartones, plásticos. Han sufrido las burlas y groserías de los mismos ciudadanos a quienes defienden en su lucha. También han sido objeto de los abusos del poder y de la violencia por parte de la policía. ¿No te inquieta, ni tan sólo un poco, que estos maestros estén dispuestos a padecer de esta manera por sus convicciones, sus ideales?
Ahora, es necesario conocer el porqué de la lucha de los maestros contra esta Reforma educativa (puedes descargar el texto completo en http://pactopormexico.org/reformaeducativa/). Ésta, además de indicar, en el Artículo 3°, III, que:
…el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan.
Puntualiza:
…Quinto. Para el debido cumplimiento de lo dispuesto por los artículos 3o. y 73, fracción XXV, de esta Constitución, el Congreso de la Unión y las autoridades competentes deberán prever al menos lo siguiente: …III. Las adecuaciones al marco jurídico para:
a) Fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas con el objetivo de mejorar su infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos y propiciar condiciones de participación para que alumnos, maestros y padres de familia, bajo el liderazgo del director, se involucren en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta; 
b) Establecer en forma paulatina y conforme a la suficiencia presupuestal escuelas de tiempo completo con jornadas de entre 6 y 8 horas diarias, para aprovechar mejor el tiempo disponible para el desarrollo académico...
En esta mal llamada reforma educativa se establece la AUTONOMÍA DE GESTIÓN DE LAS ESCUELAS, lo que  afecta la economía de los padres de familia ya que de manera directa tendrán que costear la educación de sus hijos, pues el gobierno federal se deslinda de su responsabilidad de mantener el funcionamiento de las escuelas, lo que significa que ya no destinará recursos económicos para construir escuelas, equipar y dotar de materiales didácticos, etc. Dice además con claridad que los padres de familia y los maestros gestionarán los recursos económicos para mantener la operación de las escuelas, lo que llevará a establecer cuotas escolares mensuales, bimestrales o semestrales de manera obligatoria. 
En este mismo artículo se establece la implementación de escuelas de tiempo completo, que plantea alargar la estancia de los alumnos en la escuela entre 6 y 8 horas dependiendo del nivel educativo, lo que traerá consigo afectaciones en el ámbito psicológico, emocional, social, de convivencia familiar y esparcimiento.
De manera que esta Reforma educativa impacta a toda la publicación, especialmente a las clases sociales media y baja. Los cristianos evangélicos no están exentos de esta situación. ¡El evangélico no puede cerrar sus ojos y esperar su “rapto”! Es necesario que comprenda y sobre todo que se mueva a misericordia, tal como Jesucristo quien siempre estaba y caminaba con los pobres, las minorías, los excluidos, los violentados. Es necesario caminar con el Señor al lado de ellos: ¡Sí, ahí, en las calles, ahí en las marchas, ahí en sus campamentos!
Introduzco entonces una cuña entre el evangelicalismo y el cristianismo. Mi querella no es contra la fe cristiana porque esta es firme y así se ha verificado a lo largo de los siglos. Estoy en contra de la fe impostora del evangelicalismo. Ahora bien, esto puede solucionarse si todo lo dicho anteriormente acerca del evangélico es por causa de su ignorancia, de su deformación denominacional, por culpa de su pastor imprudente o neófito. Siempre hay esperanza para quien busca comprender su fe, porque entonces puede arrepentirse de su error, de su mala teología, de su indiferencia ante el que busca justicia, de su falta de misericordia, tal como yo en algún momento. Sí, confiésome.


Pero, para el necio, para el que sabe esto y persiste en su burla y desprecio contra los maestros que buscan justicia, que se jacta de su poder económico para poder pagar escuelas privadas a sus hijos –pese a la mala inversión costo/beneficio en comparación a la educación pública- y cierra su corazón a su prójimo, no queda más que decir.