viernes, 9 de junio de 2017

De los $10



'De los $10 o porqué rechazo la antropología pesimista calvinista' es el título original de este escrito, pero como no cabía completo lo puse aquí.

Tras preguntar  por un anuncio de renta en la Ciudad de México, un señor que caminaba por la calle se me acerca. Lleva pantalón de mezclilla, camisa y sombrero. Me pregunta:

- ¿Qué calle busca, joven?
- Ninguna. Pregunté por el anuncio de renta.
- ¿Está buscando rentar aquí?
- Sí, pero no he encontrado nada.
- Tal vez si se va más para allá, a las orillas.
- Sí, ¿verdad? Sólo que por todos lados está bien difícil. La situación económica del país está canija.
- Eso sí.

Seguimos caminando media cuadra a la par. Pero el señor iba más a prisa. Yo, lento, buscando letreros de renta. Como se iba alejando, le dije:

- Bueno, que tenga un buen día.
- Gracias, igualmente. Que encuentre lo que busca.
- Gracias.

Avanzó un poco más. Se detuvo. Se dio la vuelta, se acercó nuevamente sacando algo de su bolsa del pantalón, era una moneda de diez pesos. Extendiendo su mano con la moneda hacia mí, dijo:

- Tenga joven, para que coma algo.
- Gracias don, no se preocupe, acabo de comer.
- ¿Seguro?
- Sí, muchas gracias.
- Ándale pues, joven, que le vaya bien.
- Igualmente, don.

Cruzó la calle y se fue.
Sentí gozo, ánimo, gratitud. Elevé una oración allí en la calle en voz alta: Señor, bendícelo, suple sus necesidades.

Por personas como él, nobles y bondadosas, no creo en la antropología pesimista de algunos círculos evangélicos. Claro, hay personas malas -también me han asaltado en otros momentos-, pero en todo ser humano se encuentra la imago Dei, no atenuada ni deformada, sino plena. El Creador no abandona a su creación. Su Espíritu obra en ella, sopla de dónde quiere y va a dónde quiere, se mueve libremente en todo ser humano. 

miércoles, 12 de abril de 2017

Proverbios de vacaciones





“Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”, dice Qohelet, Eclesiastés 3:1. Hay tiempo de estudiar en el seminario y hay tiempo de descansar en las vacaciones… 

Las vacaciones son reveladoras. Por eso en el regreso a clases uno se entera de todo lo que ocurrió durante esas breves semanas: que tal profesor renunció o que a ese otro lo despidieron, que hubo cambios en la administración y ya hay un nuevo rector, que subieron los costos o que el reglamento es ahora más estricto, que tu mejor amigo ya no regresó pues entró a la universidad, que aquel otro compañero no pasó tal materia y tendrá que recursar, que tales amigos ya se casaron, que tal compañera está embarazada, o que el seminario va a cerrar... En fin, unas breves vacaciones pueden cambiar todo.

Por eso, alumnos míos. les dejo los siguientes proverbios, esperando que puedan meditar en ellos durante su tiempo de descanso y ponerlos por obra.


Proverbios de vacaciones.
Máximas del profesor Shel, 
que aprendió durante su formación académica en el exilio,
a sus queridos alumnos.


1. Alumno mío, como el Señor descasó en el Shabat, así también descansa en las vacaciones.


2. Reposa del ajetreo y estrés de las clases, de la entrega de monografías, de las exposiciones, de las tareas y exámenes, porque todo esto es vanidad.

3. Descansa en casa pero cuídate de la holgazanería, pues como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama.


4. Pasa tiempo con tu familia, aunque recuerda que el que no aborrece a padre y madre no es digno del Señor; no te apegues a tu hogar tanto que después no quieras salir de casa.

5. Aprovecha bien el tiempo, echa mano de la vida eterna.

6. Disfruta de la comida, de tus tacos al pastor, de las tlayudas o tortas ahogadas, pero cuida tu salud: eres templo del Espíritu de Dios.

7. Haz ejercicio, pues te será beneficioso; recuerda que las dicotomías no conducen a nada bueno.

8. Pasea con tus amigos, recuerda los viejos tiempos, mas no te juntes con los necios que corren presurosos al mal: si los pecadores te quisieren engañar, no consientas pues el que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado.

9. Ve al cine, ve tus series favoritas en Netflix o en cable, o ve fútbol, sólo ten presente que los ojos nunca están satisfechos, no se cansan de ver.

10. Medita en la Escritura, por la mañana o por la noche, no te entregues al ocio.

11. Si eres soltero o soltera, dedica tu tiempo a conocerte mejor a la luz de la Escritura, no te apresures a iniciar una relación, busca la sabiduría y escoge bien.

12. Alumno mío: Cuídate de la mujer mala, aunque esté buena.

13. Alumna mía: Guarda tu corazón porque de él mana la vida, no permitas que el de palabras lisonjeras te arrebate lo que has resguardado durante tanto tiempo.

14. Controla tus impulsos sexuales, no son malos, ya habrá tiempo para disfrutarlos en el matrimonio.

15. Predica a tiempo y fuera de tiempo, en la iglesia y en la combi.

16. Si tienes pareja, sal con ella, conózcanse mejor o dense tiempo a solas: hay tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar.

17. Huyan de la inmoralidad sexual, no se pongan en situaciones de riesgo: No estén solos en lugares aislados y si mantienen una relación a distancia, cuiden sus pláticas. Pero si no se aguantan las ganas, cásense, más vale casarse que quemarse.

18. Si es necesario termina la relación, pues no te llevará a nada bueno: “Más vale aquí corrió que aquí quedó”.

19. Hay tiempo de llorar, pero no te preocupes en demasía si las cosas no salen como esperabas, ya habrá otras oportunidades.

20. Tarde o temprano encontrarás a la persona indicada, mientras prepárate para ser tú su ayuda idónea.

21. Lee un buen libro al menos. No tengas miedo a opiniones diferentes a las tuyas, no te cierres ni las rechaces de antemano. No lo sabes todo ni tienes la única, exclusiva y sacrosanta sana doctrina; estas en el proceso de formación apenas. Llénate de conocimiento nuevo y ponlo en práctica; “el pensamiento que rehúsa cambiar es como un estanque que crea reptiles en la mente”.

22. Recobra fuerzas para el siguiente semestre. Que tus compañeros de un grado avanzado no te espanten. Si necesitas sabiduría, pídesela al Señor y él te la dará abundantemente y sin reproche.

23. No te afanes por el qué comerás, qué vestirás, o cómo pagarás el siguiente semestre. “A Dios rogando y con el mazo dando”. Tú has lo que te corresponde y Dios proveerá.

24. Si es necesario realizar un cambio, hazlo con valor. Evalúa posibilidades, decide y encomienda al Señor tu camino.

25. Persiste en tu llamado, aviva el fuego del don de Dios que está en ti, no lo descuides.





Nos vemos de vuelta a clases.





sábado, 8 de abril de 2017

¿Cómo elijo un Seminario?



Actualmente, el Seminario donde trabajo está en crisis (aunque a ello me referí en una publicación anterior, más adelante trataré el asunto). Por lo pronto, mis alumnos están buscando dirección. Si bien, lo que escribiré a continuación es pensando en ellos particularmente, también puede ser de utilidad para todo joven o señorita que ha recibido el llamado de nuestro Señor a servirle. Para hacerlo adecuadamente, uno debe preparase y la pregunta que surge es dónde. Ante tal interrogante, es necesario considerar en oración lo siguiente:


  1. Corriente Teológica. Se debe empezar conociendo cuál es la teología que se enseña. Por lo general, esto puede leerse en el nombre que lleva, ‘Seminario Presbiteriano’, ‘Bautista’, etc., o en su estatuto doctrinal. Aunque en este caso, si su confesión de fe es muy ambigua o si no se tiene el conocimiento necesario para evaluar los enunciados, suele ser un poco difícil determinar a qué corriente teológica se apega. Es necesario prestar atención a los detalles, puede decir: “Creemos que la tierra fue creada en seis días literales de 24 horas” o “creemos en el rapto”. Si tales enunciados se encuentran en su estatuto, significa que son importantes para ese seminario. Desde mi punto de vista, ello presentaría una interpretación muy reducida del texto bíblico y al mismo tiempo, un desbalance teológico, ya que se ponen estos enunciados como elementos centrales de la fe.

    Ahora bien, este punto, resulta de suma importancia debido a que ¡es lo que beberás día tras día durante 4 años de tu vida! Y a veces es una bebida amarga. Esto no significa que uno sólo deba escoger el seminario de la misma denominación a la que se pertenece. Sino que debe tenerse en cuenta desde el principio para no tener “desilusiones” después. Tengo alumnos que vienen de denominaciones completamente ajenas a la corriente teológica del seminario; sin embargo, ingresaron a sabiendas y su contacto con otros tipos de pensamiento ha sido enriquecedor para todos. Pero también, si piensas que tu denominación es la sacro santa y no hay más, entonces no le busques más y métete a su seminario; te evitarás dolores de cabeza (y no serás tú un dolor de cabeza para compañeros o profes). ¡Ojalá pudieras encontrar un seminario que posea una rica teología donde puedas robustecer tu fe!
  2. Costo. Su importancia se hace manifiesta al meter tu mano al bolsillo y contar tu presupuesto. Los seminarios no son baratos debido a que son instituciones privadas. Muchos dependen de otras organizaciones o iglesias y eso hace que su supervivencia siempre esté condicionada a la matrícula de alumnos o a terceros. Según lo que he visto, a la fecha, las mensualidades a pagar van de $1500 hasta $5000 en México. En relación al ámbito educativo nacional, están por debajo de lo que cobran las escuelas privadas, pero si se compara a los 25 centavos que cobra la UNAM, entonces sí que pesa. Los costos en México no distan mucho de los seminarios en el extranjero, aunque con el dólar y la devaluación del peso habrá que revisar bien los tipos de cambio de cada moneda.

    Para solventar tus gastos, considera el aporte familiar. Tus padres bien pueden decirte con cuánto pueden apoyarte. Por otro lado, tu pastor puede presentar tu necesidad a la Iglesia para que te apoyen. Algunas Iglesias dan libremente, otras requieren que sirvas allí al terminar tus estudios. Como sea, si te dan ese apoyo, aprovéchalo sabiamente y sé agradecido. También puedes buscar apoyo de otras familias y amigos. Las ofrendas que puedan darte, sea mucho o poco, siempre serán de gran bendición.

    Algo más a considerar aquí, es si ese costo incluye lo siguiente: créditos, hospedaje y alimentación. En la mayoría de los seminarios, cada crédito tiene un costo: Algo así, si ‘Introducción a la teología’ es de 3 créditos, y cada crédito cuesta $150, tendrás que pagar $450 por esa asignatura; si llevas 6 materias de 3 créditos cada una, estarías pagando $2700 al trimestre o semestre, según sea el caso, de puros créditos.

    De igual manera, que un seminario te ofrezca hospedaje, es importante. La mayoría tiene las instalaciones adecuadas para hacerlo y lo mejor es estar dentro del seminario. Sobre todo cuando no conoces bien el lugar donde se ubica o si sabes que está en una zona peligrosa. Si cuentan con dormitorios para alumnos, averigua si este costo está incluido en la cuota mensual o si se paga aparte. En caso de que no ofrezcan hospedaje o no tengan espacio para ti, tendrás que considerar otras cuestiones tales como renta de cuarto o apartamento, ubicación, tiempo de recorrido al seminario y costo de pasajes.

    Respecto a la alimentación, porque no sólo de la Palabra vive el hombre, casi todos los seminarios cuentan con servicio de comedor. Algunos dan opciones de pagar por cada comida, o te ofrecen paquetes, por ejemplo: a) completo, tres alimentos diarios; b) comidas y cenas de lunes a viernes; c) sólo la comida de lunes a viernes, etc. A veces, haciendo tus compras y teniendo tu despensa, puedes ahorrarte algunos pesos.

    Otros gastos serían recreación y sobre todo, libros y copias. A propósito, has un esfuerzo y ve formando tu biblioteca personal con los textos que requiere cada materia y adquiere, en la medida de lo posible, fuentes adicionales. Finalmente, has bien la cuenta. Y recuerda la sabiduría popular: “Lo barato sale caro”.

    Con todo, es necesario que des pasos de fe. Te platico mi caso: Mis padres pagaron mis estudios, primero, año y medio en RGBI y luego, en SETECA, dos años estudiando soltero y dos años ya casado. No era que fueran ricos. Tenían lo necesario y el Señor proveyó. A veces me mandaban dinero mi tía Tirci, mi bisabuelita Mamá Dulfita, hermanas de la iglesia, tíos y tías; a veces, mi esposa y yo nos encontrábamos con que alguna persona misteriosa nos dejaba amablemente una bolsa de 10 kilos de verdura frente a nuestro apartamentito, y así. La licenciatura la obtuve del SETECA, así que los costos no son tan elevados ni tan accesibles. Hay seminarios mejores y que cuestan más, pero de acuerdo a las posibilidades que tuve, sé que fue la mejor opción. En todo momento, el Señor proveyó. El Señor cuida de sus hijos y provee para sus necesidades. Lo hará también contigo.
  3. Ubicación. ¿Te has preguntado por qué los centros educativos de renombre y con mayor impacto se encuentran en ciudades? Precisamente porque son centros en los que el crecimiento y el alcance es contundente. A propósito, el Apóstol Pablo lo fue mostrando en el cumplimiento de la misión: se ubicaba en la polis, la ciudad, estableciendo iglesias y siempre regresando a centros misionales, también en ciudades. Allí el impacto social se da naturalmente, se solidariza con el contexto, se sienten las necesidades de la gente y se busca saciarlas, se crean ministerios. Hay un gran flujo migratorio que sirve para la proclama del Evangelio de aquí para allá. Matrimonios, amas de casa, jóvenes que estudian otra carrera, hombres que trabajan y pastores, tienen fácil acceso a la formación brindada por estos centros académicos.

    Un seminario en el "desierto" es más bien un retiro. Busca un distanciamiento del mundo. Quizá para los ascetas está bien, para la meditación y contemplación de lo divino en la naturaleza o en el claustro. Pero si estás considerando servir a la gente al concluir tus estudios, no será buena idea meterte a uno de esos lugares. Necesitas empaparte de la realidad sociocultural a la que perteneces.

    Dentro de esta misma cuestión, deberás considerar el distanciamiento de la familia, iglesia o amistades. Si eres muy hogareño y te da “mamitis” vas a sufrir yéndote lejos. Será todo un reto, pero vale la pena. Te servirá para “cortar el cordón umbilical” por fin. Si, de plano, esto es algo que te atemoriza, tal vez no sea una buena idea irte tan lejos. Entonces, un seminario cerca sería lo mejor para ti.

    Otro elemento a considerar es que haya bancos y tiendas cerca del seminario. Esto es importante, sobre todo, cuando estás lejos de casa. Te recomiendo que si no tienes una cuenta bancaria, entonces la abras. Así te podrán depositar o hacer transferencias. Teniendo un banco cerca podrás disponer de ese dinero cuando lo requieras. Algunas tiendas te permiten retirar cierta cantidad de dinero cuando haces tus compras. Si estás pensando en estudiar en el extranjero revisa esto previamente.
  4. Materias ofertadas. Antes de ir a un seminario, revisa cuál es su plan curricular, es decir, qué materias imparte. Si tiene materias como ‘Liderazgo’, ‘Administración’, ‘Iglecrecimiento’, etc., y no imparte ‘Cristología’ o ‘Pneumatología’, cuidado: presenta una carencia teológica. Recuerda que a un seminario vas a estudiar de Dios, de su Palabra y del servicio, no a aprender cómo ser un gerente o un CEO de una empresa o negocio. A veces, algunos seminarios te tratan de vender un programa de estudios medio chafa, pero lo cubren metiendo materias de relleno y con nombres rimbombantes, para apantallar, como ‘Diaconía’ o ‘La oración apostólica’.

    Si ya cuentas con estudios de un seminario y te cambiarás a otro, averigua si hay revalidación de materias. Sobre todo si ya has avanzado bastante. Aunque también, si reconoces que lo estudiado al momento ha sido muy básico, entonces puedes considerar empezar otra vez; claro, siempre y cuando el nuevo seminario ofrezca mayor calidad.

    Al revalidar estudios te encontrarás con algunos problemas: 1) Las licenciaturas en teología de los diferentes centros académicos no están homologadas, en otras palabras, no todos los seminarios ofrecen las mismas materias o las distribuyen de igual manera. Aunque ya hayas cursado varias materias, no es garantía de que todas ellas sean revalidadas. 2) Aunque todas sean revalidadas no significa que ahorres tiempo. Esto se debe a que las materias que se ofertan en tal semestre, tal vez ya las hayas cursado; por lo cual, habrá semestres que quizá sólo puedas tomar dos o tres materias, mientras que otros semestres debas cursar seis o siete. Finalmente, el tiempo no se reduce sólo por el hecho de revalidar. A mí me pasó así. Estudié año y medio en RGBI y en SETECA me revalidaron casi todas las materias, pero a fin de cuentas, estudié cuatro años allí. En total, me pasé estudiando cinco años y medio. ¡Casi el tiempo de una maestría! Por eso, debes buscar que puedas contar con continuidad curricular, donde no tengas que invertir más tiempo del debido.
  5. Validez oficial SEP. Recientemente, algunos seminarios están ofreciendo la licenciatura en teología por parte de la SEP. Esto lo logran a partir de vinculaciones con algunas Universidades. Si esto es importante para ti, adelante. El único problema es que los seminarios con validez oficial son contados, tus opciones se reducen y no siempre ofrecen la calidad teológica que se requiere. Por otro lado, sí es una gran ventaja contar con título y cédula profesional, al menos para encontrar trabajo en instituciones u organizaciones fuera del ámbito evangélico y para continuar estudios de maestría en otras áreas del conocimiento o en lugares donde lo requieren. Sin embargo, en las iglesias u organizaciones cristianas evangélicas es bien sabido que, generalmente, los licenciados en teología no cuentan con reconocimiento oficial. Por lo cual, no contar con la validez oficial de la SEP no es un impedimento para que te desarrolles ministerialmente. Aunque sería bueno que la tuvieras.
  6. Cuerpo docente. Cuando eres nuevito en estos menesteres será difícil que conozcas profesores que marcan la diferencia en la educación teológica. Para eso puedes preguntarle aquellos que ya han egresado del seminario si tuvieron buenos maestros o si recomiendan tomar clases con algunos en particular. Como diría mi buen maestro McKernon: “La calidad del Seminario se observa en dos aspectos: sus profes y su biblioteca.” A veces, los sitios web de los seminarios tienen una sección en la que dan a conocer una síntesis de los curriculum vitae de cada profesor. Viendo en dónde han estudiado ellos, te dará algo de luz sobre su formación. Esto es necesario actualmente, pues luego hay quienes se jactan de tener licenciatura, maestría o doctorado, pero proceden de “seminarios patito” (a propósito del servicio cristiano y su ética).
  7. Reconocimiento académico teológico. Si deseas salir con una buena formación teológica, debes buscar un seminario que cuente con este reconocimiento. Si bien, la trayectoria histórica no es garantía de que tal o cual seminario actualmente ofrezca educación de calidad, sí te puede dar una idea de lo que podría ser. Para este punto, puedes recurrir al anterior: los maestros que tiene ahora. También, puedes notarlo a partir de tres aspectos puntuales: 1) años en funcionamiento y desarrollo en su oferta educativa (si cuenta con programas adicionales de maestría y doctorado); 2) vinculación a otros centros de estudio de talla internacional u organizaciones que regulen la calidad educativa (ej. AETAL: puedes ver aquí un listado de seminarios que cuentan con esta certificación); 3) el mismo reconocimiento que pastores, iglesias y otros seminarios le dan.
  8. Beca. Cuando tienes un presupuesto inferior a los costos del seminario, esto te ayudará mucho. Hay varios tipos de beca, entre ellas: 1) por desempeño académico, según tu promedio; 2) por servicio ministerial, si tienes algún cargo en tu iglesia; 3) por trabajo dentro del mismo campus del seminario, en áreas de mantenimiento, limpieza, cocina, etc.; 4) por situación económica, si de plano no tienes dinero suficiente; o 5) por ser extranjero. La oferta de becas va a depender de cada seminario, a veces tienen cierto número de becas, por lo que deberás hacer tu solicitud lo más pronto que puedas.

    En caso de que no puedas conseguir una beca, evalúa si tendrías la oportunidad de trabajar en otra cosa para generar recursos, si es que lo necesitas. Ha habido alumnos, que aunque no necesitaban dinero se dedicaron a trabajar para obtener dinero, les ganó la ambición e hicieron a un lado sus estudios. Considera que estudiar y trabajar a la vez es muy agotador y requerirá que seas disciplinado y tengas un balance apropiado. Recuerda que tu objetivo principal no es hacer dinero sino educarte.

    Si te vas al extranjero la opción de trabajar se complica. Por ejemplo, si estudias en EUA contarás con visa de estudiante, con la cual no tienes autorizado trabajar formalmente. Cuídate, no querrás que la migra te retache por andar trabajando en vez de estar estudiando. Por otro lado, es común que haya hermanos o iglesias que remuneren los servicios de los alumnos con ofrendas.

  9. Presencia de amistades o de pareja. A veces contar con alguien cercano, un amigo o amiga de la iglesia en el seminario es importante. Aún más cuando tienes un noviazgo, debes considerar qué pasará si te vas lejos. Los amigos permanecen aún a la distancia y puedes desarrollar nuevas amistades en el seminario. Es de lo más lindo. Pero una relación de pareja a la distancia es muy complicado: los malos entendidos, las discusiones o los problemas se magnifican y solucionarlo requiere mucho esfuerzo; el romance y la pasión también se inflama, por lo que los breves momentos entre vacaciones pueden ser muy peligrosos para la pareja que se desea mutuamente. Ten cuidado de ir a un seminario sólo porque el chico o la chica que te gusta está allí o porque se trata del amor de tu vida. Nunca ha sido una buena razón para ir al seminario (aquí puedes ver otras 60 razones por las que no debes ir al seminario).
  10. Apoyo familiar y/o pastoral. Si tu familia y tu pastor y tu iglesia te apoyan emocionalmente, en oración y/o económicamente en la decisión que has tomado, ¡vete!

Finalmente, te dejo un recuadro donde puedes plantear las opciones que tienes. Siempre, teniendo las cosas por escrito es más sencillo visualizar los diferentes aspectos importantes y tomar una decisión bien pensada. Siéntete en la libertad de imprimir las que sean necesarias. Posteriormente, sería lindo saber por cuál seminario te decidiste.



miércoles, 15 de febrero de 2017

La sal y el salero



"Ustedes son la sal de la tierra. 
Pero si la sal se torna insípida, ¿con qué será salada?
Para nada sirve, si no para ser echada fuera y pisoteada por los hombres."
(Mateo 5:13)

A veces el problema no es la sal, sino el salero. Cosa curiosa, el salero debiera portar la sal y ayudarle a cumplir con su razón de ser. Por eso se pone el salero en el centro de la mesa, ofreciendo su sazón a todos los comensales. De este modo, la sal y el salero cumplen su función. 

Sin embargo, algunos saleros llegan a humedecerse, se engrasan, se llenan de cochambre, se tapan. Cuando esto ocurre, la sal es obstaculizada y así se impide que cumpla con su propósito. La sal sigue siendo salada y es capaz de sazonar, pero nadie la puede disfrutar porque está atrapada en un recipiente que ya no sirve.

¿Qué se puede hacer? ¿Tirar el mal salero junto con la sal a la basura? No. Mejor es sacar la sal de ese salero y ponerla en uno que sí sirva.