viernes, 17 de enero de 2014

Entrevista # 43. Obstáculos


-Shel, ¿Te has topado con obstáculos en tu docencia de las Clases de Biblia y Teología?
-¡Uuuhh! Que si no...
-¿Cuáles han sido estos obstáculos?
-Primero, el celo denominacional.
-¿A qué te refieres?
-A que los evangélicos están más preocupados por la denominación 'x' que por el cristianismo. Siempre me acuerdo de lo dicho por algún pastor: "Antes de ser cristiano soy bautista." Y así muchos piensan respecto a su denominación. Si el curso o el maestro no depende de la denominación a la que pertenecen na' más no le entran. Otros ni siquiera le ven algún valor por no ser de su denominación.
-Ya veo, ese es el primer obstáculo, ¿hay más?
-Sí, puedo decir que son tres obstáculos. El segundo es el celo pastoral. Todo pastor quiere cuidar a sus feligreses, se debe interesar por ellos: lo que ven, lo que leen, lo que escuchan, en televisión, periódico, radio, internet, etc. Eso es bueno pues demuestran su amor hacia ellos, los quieren proteger. Sin embargo, muchos de los pastores con los que he platicado explicándoles el programa de los cursos e informándolos bien, no lo quieren pues les da miedo que los miembros de su iglesia los dejen. Así me lo dijo un pastor en una plática. Es bien triste, pues denota que quizás ellos mismos no están bien preparados para responder a las dudas o cuestionamientos de sus miembros y por ende es mejor "no moverles el tapete" con "tanta teología".
-¡¿Qué cosas?! ¿Te dijeron que les daba miedo?
-¿Puedes creerlo? Opino que cuando uno les enseña bien, no hay ningún temor pues los hermanos tienen el fundamento bíblico y teológico para discernir entre una buena enseñanza, lo que es verborrea y las herejías.
-Claro, claro. ¿Y cuál es el tercer obstáculo?
-El tercero es el celo de los hermanos por sus líderes, llámeseles "pastores", "profetas", "apóstoles", "misioneros", etc. Tiene que ver con los obstáculos anteriores, sus líderes les han metido en la cabeza que su denominación es la "neta del planeta", y también les han transferido el miedo que sienten de abrirse a alguna enseñanza fuera de su iglesia. De modo que a la hora de presentarles y ofrecerles las clases, responden que tienen que pedir el permiso de su líder. Cuando el creyente es recién convertido es obvio que debe preguntar a la persona que lo está guiando en el camino del Señor acerca de todo tema, está aprendiendo. Pero cuando ya tienen años en el Evangelio, se torna anormal. En el paralelismo que Pablo emplea se diría que se trata de adultos comportándose como chiquillos, no pueden meterle el diente al T-bone porque les cae de peso así que mejor comen papillas. A pesar de ello, ahí van las clases, poco a poco se van juntado hermanos que están deseosos de aprender.
-¡Cierto, pues gracias a Dios por esos hermanos!
-Sí, y por los otros también. La iglesia así es, y se trabaja con los que así lo desean.
-Bueno pues muchas gracias por la entrevista. Buenas noches.
-Buenas noches.

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