domingo, 13 de julio de 2014

Cómo identificar cuasijudaizantes


Algunas aclaraciones previas: Soy más mexicano que los nopales. No soy católico romano ni evangélico ni protestante ni pertenezco a ninguna denominación, simplemente soy cristiano. Tengo amigos judíos que creen en Cristo Jesús. Tengo familiares que han dedicado gran parte de su vida al servicio al Señor compartiendo el evangelio de Jesucristo al pueblo judío en México. Incluso tengo familiares judíos que también creen en Jesucristo. El evangelio es "poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego" (Ro. 1:16); el evangelio es para todos, y en Cristo "ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Ga. 3:28). 

Lo que escribo a continuación se debe a que algunos amigos míos, mexicanos también, que en algún momento profesaron su fe en Cristo Jesús, se han vuelto a un cuasijudaísmo. He visto como su conversión ha sido gradual a lo largo de casi un año y ahora alientan a otros a hacer lo mismo. Escribo esto con gran pesar por los cristianos que se han dejado arrastrar por no estar firmes en la fe y también con coraje contra esos falsos maestros que los han engañado con su supuesto conocimiento superior igual que lo hicieron aquellos judaizantes en Galacia. El Apóstol Pablo escribió su carta a los gálatas cristianos debido a que habían aceptado a maestros que los perturbaban y querían pervertir el evangelio de Cristo (1:7), que los habían fascinado (3:1), que los estorbaban para que no obedecieran la verdad (Ga. 5:7), y los persuadían con sus enseñanzas (Ga. 5:8). De manera similar hoy tenemos pseudojudaizantes entre nosotros, en las iglesias. 

Por ello, apunto algunas características de estos falsos maestros y sus enseñanzas corruptas, a fin de que puedas identificarlos fácilmente y no cedas a sus engaños. Pudiera ser que observes unos cuantos aspectos aislados en algún líder y quizá no sea un falso maestro, tan sólo un indocto que ha fallado en estudiar la Escritura; sin embargo, si varias o todas estas características se presentan, cuídate.

  1. No son judíos. A diferencia de los maestros en Galacia que verdaderamente eran judíos, estos que proclaman hoy un judaísmo, no lo son: son cuasijudaizantes (ni eso pueden hacer bien). 
  2. Cambian sus nombres. Reniegan de sus nombres, como Juan, Pedro, María, Carlos, etc. y se los cambian por la pronunciación hebrea o de plano se los inventan: 'Kefas Ben Pedraza', 'Itzjak Hernandez', 'Myriam', 'Dan Ben Abraham', etc. Ya no quieren que los llamen con su nombre anterior sino que se presentan con sus nombres judíos (aunque son pocos los que cambian su nombre legalmente).
  3. Se inventan sus genealogías. Como manera de justificarse, y de jactarse, "indagan" en su historia familiar y resulta que no son zapotecos ni mixtecos ni aztecas ni mayas sino judíos sefaradí o asquenazí, según sea su aspiración, por algún antepasado.
  4. Usan kipá o yarmulke para hacer notar que son judíos, incluso algunos se dejan crecer la barba larga (si acaso les sale) o bucles, pe'ot.
  5. Al leer o citar la Biblia emplean los nombres hebreos. Por ejemplo, ya no se refieren a Dios sino a Adonai (Señor) o Ha Shem (El nombre); si escriben en inglés ponen G-d, o en español, D-os, supuestamente por lo sagrado del nombre de Dios. No dicen Pablo sino Shaul; ni Pedro, sino Kephas; ni Santiago sino Yacob, etc. En vez de Jesucristo dicen Yeshúa ha Mashiah, ¡incluso dicen que ese nombre en español "es un nombre blasfemo"!
  6. Denuncian que las Biblias en español son corruptas. Alegan y alegan que las traducciones son incorrectas, incluso blasfemas, distorsionadas por los cristianos a lo largo de la historia.
  7. Insisten en que los originales del Nuevo Testamento fueron escritos en hebreo. Según ellos los manuscritos que se tienen en griego son meramente traducción, por lo que "debemos regresar a las raíces hebreas". Así se da paso a todo tipo de especulaciones, tal es el caso de su sacrosanto libro llamado El código real, que es, según ellos, el texto original del NT.
  8. Hacen énfasis en la Torah. Aunque siguen empleando el NT, con sus propias versiones e interpretaciones, basan mayormente su enseñanza en la Ley, el Pentateuco.
  9. Cambian los días de reunión de domingo al Shabbat. Argumentan que el día domingo fue impuesto como el día de reunión cristiana por Constantino, que "es el día dedicado al Sol Invicto", por lo que deben reunirse los sábados, guardar el Shabbat.
  10. Introducen elementos judíos al culto. Tales como la bandera de Israel, la menorah o candelabro de siete brazos, el shofar o cuerno ceremonial, algunos emplean el tefilín  filacteria, se cubren la cabeza, y se emocionan con dizque danzas judías, etc.
  11. Intentan guiarse por el calendario judío. Dicen que "el calendario gregoriano es una imposición del Imperio Romano" (casi todo es culpa de Constantino). Así deben llevar el calendario hebreo.
  12. Dejan de celebrar fiestas que consideran paganas. La Navidad, por ejemplo; su principal argumento es que se trata de la Saturnalia, que el árbol de Navidad viene de una celebración cúltica babilónica, y que Yeshua ha Mashiah no nació en diciembre sino en Sukot, la fiesta de los Tabernáculos o Tiendas, entre septiembre u octubre; sin embargo, no celebran ni recuerdan en ninguna fecha la encarnación del Hijo de Dios. Algunos dejan de lado otras fiestas como los cumpleaños, pues según ellos no importan y menos han de celebrarse puesto que se basan en el calendario gregoriano y no en el judío; otros rechazan y tildan de inválidos los enlaces matrimoniales civiles o por la iglesia católica o cristiana, pues no se apegan al modo judío (además desprecian el noviazgo pues "en la Escritura solo se habla de desposorios").
  13. Celebran fiestas judías. Como parte de su anhelo de ser judíos celebran, sin saber bien cómo, las fiestas del pueblo judío (Pesaj, Hanukkah, etc.).
  14. Obligan a sus seguidores a que guarden la Torah. Desprecian y rechazan la gracia de Dios al obligar a que se cumpla la Ley.  Agregan, como los gálatas, la "y", las obras de la carne: "Cristo y la Ley", y así se quieren justificar por las obras de la ley, pero ello no los justifica (Ga. 2:16) e incluso se encuentran bajo maldición (Ga. 3:10).
  15. Sin embargo, pocos se circuncidan. Uno de sus errores garrafales es que imponen la Ley pero no se someten a la circuncisión, que es la señal del pacto, de pertenecer al pueblo judío (Gn. 17:11-14). Sin la circuncisión todo lo que lleguen a hacer en cumplimiento de la Ley no sirve para nada. Si se llegan a circuncidar están obligados a cumplir toda la Ley (Ga. 5:3). Si se circuncidan y no cumplen con toda la Ley, la transgreden y su circuncisión es vana (Ro. 2:25). 
  16. Finalmente, rechazan a Jesucristo. Después de haber recorrido todo este camino, en su afán de justificarse por las obras de la ley, desprecian a Jesucristo, su obra, su gracia (Ga. 2:21; 5:2-4).
Por ello, junto con Pablo, digo: 
Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema... ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! (Ga. 1:9; 5:12)
Ustedes, amigos y hermanos, cuídense, cuídense de estos falsos maestros que pululan en las iglesias. Sobre todo, conozcan la Escritura, profundicen en ella, pues así la verdad evidenciará la mentira de aquellas falsas doctrinas, descansen en la gracia de nuestro Señor Jesucristo. 
Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén. (Ga. 6:18)

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