lunes, 8 de julio de 2013

Kitty y el 'yugo desigual'


Hace poco, mi primo Kitty (su nombre ha sido cambiado para proteger su identidad) preguntó en Facebook cuál era la opinión de sus contactos respecto al tema del 'yugo desigual', en particular, si aplicaba al noviazgo o sólo al matrimonio. En total hubo 109 entradas de las cuales muchas fueron jocosas mientras que otras expresaban sinceramente la opinión de la gente. No se si todos los que comentaron eran creyentes, lo que agudizaba la cuestión. Sin embargo, al ir leyendo lo que escribían me vi impelido a entrar en el diálogo y responder desde la exégesis del pasaje en cuestión.

Por ahí alguien escribió:
"Depende de que tanto crees lo que dices creer o si es sólo por identificarte como religioso" (sic)
 Y antes, alguien más había escrito:
"Creo que el pensar en tu relacion con Dios no es meterse en rollos religiosos, por que tu relacion con Dios y Jesus no es religión sino RELACION..." (sic)
Ya escribí en publicaciones anteriores acerca de la ideología 'religión-relación'. Pero este es un claro ejemplo de lo mucho que influye y afecta, en toda área de la vida, el crear dicha dicotomía. El asunto es que sin el fundamento de la Escritura (base de la religión cristiana) no hay certeza y entonces sí, todo argumento es subjetivo, tal como lo expresa el primer comentario citado. El versículo en cuestión es 2 Corintios 6:14, que por el hecho de ser Palabra de Dios, su validez, autoridad y veracidad no descansa en si es creído o no, aceptado o rechazado; sigue siendo Palabra de Dios lo quieran o no (este asunto es todo un tema aparte que espero luego poder tratar).

Algo curioso, es que muchos contestaron: "yo creo que...", "para mi que...", "a mi modo de ver...", o "en mi experiencia..."; lo cual no es del todo malo, pero en tales casos hay un desplazamiento de la Palabra de Dios, su autoridad ya no es la base sino la opinión personal. Y una experiencia particular no debe pretender ser una norma general. Sólo la Palabra de Dios debe ser el fundamento.

Puesto que este blog lo escribo directamente a cristianos, entonces supondré que para ti no hay ningún problema en aceptar la validez, autoridad y veracidad de la Palabra. Así que prosigamos con el tema del 'yugo desigual'.

El versículo comienza con: 'No os unáis', literalmente: 'no lleguen a estar'. El verbo es un imperativo precedido por la partícula negativa. Esto indica que es un mandato a: 1) dejar de hacer algo que se esta realizando, o 2) que es algo que por regla general nunca jamás debe hacerse: no hay excepciones. Algunos cristianos corintios mantenían relaciones con incrédulos, razón por la cual el apóstol Pablo les ordena que dejen de hacerlo y que nunca lo hagan. Al mismo tiempo establece un principio para todo cristiano: el mandato a no unirse en yugo desigual. Este mandato implica que no hay excepciones para poder mantener relaciones con incrédulos; pues, por ejemplo, seguramente podrían decir: "¡ah, es que es bien buena onda!" o "¡es que está re-buena!" o "es bien lindo, respetuoso, cariñoso y amoroso" o como alguien comentó: "depende de que tan bien esté el yugo" (sic). Cualquiera que pueda ser una buena razón para establecer dicha relación queda sin ningún valor ante el mandato dado a nosotros en la Escritura. 

El término griego heterodzugéo traducido por 'yugo desigual' (Balz y Schneider, Eds. Diccionario exegético del Nuevo Testamento Volumen 1, tercera edición. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2005, p. 1622) designa el: 
"...caminar juntos bajo un yugo extraño."
La imagen que describe este verbo es la de un peso que se carga y que agobia, desvía, retrasa o impide el caminar. Esa es la lamentable situación del creyente en una relación con un incrédulo: no logra el objetivo de su vida. Al respecto, un comentario fue:
"es un principio que se basa en la diferencia radical que se supone que debe haber en ti como hijo de Dios...pero también es un principio cierto en otras áreas como por ejemplo madurez espiritual (ser madura y andar con un bebé espiritual es de flojera) u otros valores básicos que no estamos dispuestos a negociar. (sic)
Aunque parece bueno este comentario no es lo que el pasaje está enseñando. No habla de esa madurez espiritual; ese es otro aspecto a discutir pero no en base al versículo en cuestión. Pues el mandato es en relación al creyente y el incrédulo. 

Dicho término en plural es apistoi, 'incrédulos'. Algunos de los jóvenes que comentaron cambiaron de modo natural el término por 'inconverso' o 'inconversa', que aunque no es tan severo como el original capta algo del significado. Ante tal término una persona publicó:
"Jajajajaa... 'inconversa'... esas etiquetas... saben? En los ultimos meses me ha dicho Dios de mil maneras: Yo amé al mundo tanto que dí a mi Hijo, al mundo, completo, en general... los de las etiquetas son ustedes" (sic)
Es cierto que Dios ama a todo ser humano, no obstante hay una clara diferencia entre aquél que cree y aquella persona que rechaza hacerlo. Los términos 'creyente' e 'incrédulo' se utilizan en relación a Cristo, o sea: se cree en Cristo o no. El ser 'creyente' o 'incrédulo' no solamente es un adjetivo dado a la persona; más bien, tiene que ver con el ontos, es decir, define el ser. De manera que 'creyente' o 'incrédulo' no son tan sólo una característica de la persona sino su mismo ser. Este matiz es importante porque se puede llegar a pensar que ser 'creyente' o 'incrédulo' es una cualidad de la persona como ser alto, guapa, morena, musculoso, etc., (tal como piensan algunos de los jóvenes que comentaron la publicación). Sin embargo, 'creyente' o 'incrédulo' es el mismo ser de la persona y, por consecuencia, es lo que constituye y rige su vivir. Y esto es definido en relación Cristo Jesús, él es quien define el ser. Ante Jesucristo solo se puede ser creyente o incrédulo, con todas las consecuencias que conlleva.

El término 'incrédulos' al ser masculino plural es inclusivo, implica tanto hombres como mujeres. Sería un error pensar que sólo aplica a las cristianas y que los varones cristianos están exentos. Por lo tanto, es una advertencia para todo creyente, varón o mujer, a no asociarse con los incrédulos, sean varones o mujeres.

Otro aspecto que clarifica la cuestión son los otros términos utilizados en el pasaje (1 Co. 6:14-18). Están ubicados en contraste y total oposición: 'ustedes - incrédulos', 'justicia - injusticia', 'luz - tinieblas', 'Cristo - Belial', 'creyente - incrédulo', 'templo de Dios - ídolos'. Lo cual nos muestra la completa incompatibilidad de tales relaciones.

El contexto entonces explica el versículo: la Palabra de Dios manda a todo creyente en Jesucristo a no relacionarse con quien no cree en Jesucristo y por lo tanto, no solamente aplica al matrimonio. De lo contrario sería una excusa conjeturar que: "puesto que es un mandato exclusivo del matrimonio, entonces puedo tener la novia que yo quiera aunque sea incrédula". Cosa curiosa es que alguien escribió:
"Hay mas flexivilidad en el noviasgo( siempre y cuando tus intenciones sean ganarla para Cristo) el cual fue mi caso y funciono!!!" (sic)
Tal modo de ver el pasaje tergiversa el mensaje de la Escritura. Busca ser una excusa para desobedecer, es una racionalización del pecado en la experiencia personal. Además se mezclan dos cosas distintas: la relación de yugo desigual y la evangelización. Lo que es una manera de hacer pasar algo malo por algo bueno. Se trata del clásico "evangeligue": un creyente se siente atraído por una incrédula y como sabe que no puede haber tal relación, entones busca "evangeligarla". El Evangelio se torna utilitarismo. Y aunque llegue a resultar en primer instancia no significa que esté aprobado o sea la excepción al mandato. Pregunto (sarcásticamente), ¿por qué será que a lo largo de más de dos mil años de cristianismo no ha existido algo así como un Ministerio-para-"evangeligar"-a-la-pareja-deseada:-"Dios-te-ama-y-yo-también"?

En resumen y llanamente, el versículo de 2 Corintios 6:14 aplica a toda relación, incluyendo el noviazgo.

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