domingo, 9 de noviembre de 2014

Otro seminario

Por si no me conocen, soy el primero de la izquierda; sí, el de la playera de los Pumas.


Pues después de 8 meses, tras haber sido expulsado del seminario por mi fugaz primer noviazgo que terminó abruptamente y desencadenó mi depresión severa, ahora ya estaba en otro seminario. Era un nuevo comienzo. 

Tal vez me preguntes: "¿Y no tuviste problemas por haber sido expulsado del seminario anterior?" Ya te cuento: El proceso fue breve; en octubre estaba solicitando informes, en noviembre envié mi documentación y para diciembre ya había sido aceptado. Por supuesto, no les iba a decir: "Me expulsaron de otro seminario, ¿me aceptan ustedes?" Simplemente omití aquella cuestión. 

Mi primer contacto con este seminario fue por medio del entonces Director de Admisiones, Nelson Morales… supongo que unos meses después se arrepintió un poco de haberme aceptado cuando entré un poquito tarde a su clase de Nuevo Testamento, en vísperas de un juego de México en el Mundial, con mi máscara del Santo y mi bandera como capa –¡no puedo evitar recordar la situación con una gran carcajada! Mis compañeros me veían entrar y luego lo volteaban a ver como preguntándose qué haría conmigo. Me senté en mi butaca y vi su rostro desencajado, mejor mire para otro lado y me quité la máscara. Entonces continuó la clase. Lo siento profesor. Luego me mandó a llamar a su oficina para darme una reprimenda… Ah, buenos tiempos…

Regresando al tema, quiero recordar aquí al pastor Delfino nuevamente. A pesar de que me expulsaron y de los chismes en la Iglesia, él siempre me apoyó y envió su carta de recomendación a mi favor. Lamento el no haberle podido agradecer propiamente en persona, lo bueno es que tendré tiempo de hacerlo cuando lo vea de nuevo junto con el Señor.



Otra vez estaba en otro país, "borrón y cuenta nueva". Bueno, eso creía, porque alguien del otro seminario no descansaría buscando hacerme la vida de cuadritos. Para no perder más tiempo empezando mi formación académica de cero, yo quería que me revalidaran las materias que había cursado ya. El nuevo seminario lo haría, pero necesitaba tener el registro, mi expediente académico. Entonces debía solicitarlo al otro seminario para que me lo proporcionara, pero resultó que no quisieron enviármelo a mí sino que lo enviaron directo a la oficina de Registro. Fue ahí que empecé a sospechar de sus maquinaciones, ¿habría tanta maldad? 

El papeleo se hizo sin ningún problema y aunque me revalidaron casi todas las materias, no sirvió de nada para disminuir el tiempo de estudios pues mis horarios de clase estaban todos movidos: como no correspondía al programa normal del pensum, algunas materias que debía cursar se empalmaban y tenía que dejar unas y tomar otras. Tomé clases con tres grados diferentes y en los tres horarios, matutino, nocturno y sabatino. Ese primer año sí que estuvo difícil.

Unas semanas después de haber llegado tenía que hacer algunos trámites para los cuales necesitaba mi expediente académico anterior, así que subí a Registro, la Directora era Paulina Williams. La hermana, siempre alegre y servicial, me dio mi expediente para que hiciera lo que tenía que hacer. Lo recibí y fue entonces cuando lo vi: un post it pegado en mi expediente enviado por el seminario anterior. Al ir leyendo rápidamente lo que decía, mi corazón empezó a retumbar: "Shealtiel Durán salió del seminario por ciertas faltas con la junta académica, si gustan podemos ofrecerles información al respecto", algo así decía, como si yo fuera un vándalo del cual debieran cuidarse. ¡Desgraciados! Ya me habían corrido, ¿ahora querían arruinarme, quitarme esta nueva oportunidad o qué? Volteé a ver a la hermana Paulina, "¿será que no lo ha visto?". Puse encima mis notas de clase para cubrirlo. Salí de su oficina y bajé las escaleras tratando de estar calmado, pero no podía. El recorrido del edificio a mi cuarto en el dormitorio de varones se me hizo larguísimo. Sujetaba esos papeles con todas mis fuerzas, aquella notita era un secreto que nadie debía conocer. "¿Y si alguien la ve? No, está dentro del folder. ¿Pero y si se me cae y alguien lo recoge y se lo lleva al Rector?" Veía alguien acercándose a mí y me preocupaba: "¡Ah! ¡Van a descubrir que soy un seminarista expulsado!" Me volvía loco con cada paso que daba y no llegaba a la seguridad de mi cuarto. Por fin llegué, no estaba mi compañero de cuarto así que cerré la puerta con seguro. Leí y releí esa mugrosa notita. "¿Nadie la habrá visto? No puede ser, seguro alguien lo vio. ¿Y si me corren de aquí también?" Sí, estaba traumado. Tome esa notita y la despedacé mientras lloraba… ¿Por qué alguien querría evidenciarme, señalarme, acusarme, boletinarme? 

Mi expediente llegó directo a las manos de la hermana Paulina Williams. Supongo que ella lo supo desde un principio, pero no dijo nada. Tuvo que haberlo visto en algún momento para hacer mi revalidación. Guardó aquel secreto protegiéndome, dándome una oportunidad. Nunca me lo dijo, pero muy probablemente me dio mi expediente con todo y el post it para que supiera que no había ningún problema a pesar de lo que daba a entender de mí. Después de hacer el trámite le regresé mi expediente a la hermana, quería preguntarle si sabía algo pero mejor no, sólo le agradecí desde el fondo de mi corazón. Ella con su alegre sonrisa lo recibió y fue todo. Hubo muchas otras ocasiones que siguió ayudándome en todo el proceso de registro para los trimestres, la selección de mis materias, el horario, etc. Es una de las personas que más estimé en el seminario. Unos años después partió con el Señor, espero confiadamente verla con su agradable sonrisa nuevamente.

Así es la vida: habrá quien quiera arruinarte y realmente haga cosas por fregarte, pero también siempre habrá quien te apoye y te anime, tal como lo hizo el pastor Delfino conmigo, y siempre habrá quien, como la hermana Paulina, te cuide y proteja; agradéceles en persona. Y todavía hay algo más, como ellos también tú y yo podemos bendecir grandemente a otros con pequeñas acciones. Aprovechemos esas oportunidades.

2 comentarios:

  1. Gracias Shelito por compartir estas cosas con nosotros, de verdad lo aprecio, pues sé que vienen de lo profundo de tu corazón. Un gran abrazo y que el Señor te continúe usando en tu ministerio...!!! Y tenés mucha razón, hay que agradecer a las personas que nos han hecho bien en nuestra vida, por eso aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos aquellos que de una u otra manera me han bendecido con su amistad y oraciones...!! Fredy J.

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  2. Fredito,
    ¡Qué gusto saber de ti! Siempre los recuerdo con mucho cariño, bendiciones a tu familia.

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