Este 2 de noviembre, tenemos
nuestra III reunión de Aberraciones evangélicas. Al escuchar esto, muchos
evangélicos, naturalmente, quedan consternados. Para explicar el porqué de la
reunión necesitamos definir los términos primero:
El Diccionario de la Real Academia Española, vigésima segunda edición, en la entrada de la palabra aberración indica: "(Del lat. cient. aberratio, -onis). 1. F. Grave error del entendimiento. 2. F. Acto o conducta depravados, perversos, o que se apartan de lo aceptado como lícito.” [1]
El evangelicalismo, es de
acuerdo a Justo L. González:
Término de origen norteamericano que se refiere a un movimiento no claramente definido que aparece en todas las denominaciones protestantes, subrayando la autoridad de las Escrituras, una experiencia personal de regeneración o segundo nacimiento, la obra de Cristo como expiación en la cruz por los pecados de la humanidad, la necesidad de predicarles el Evangelio a los no creyentes, particularmente en misiones internacionales, y valores morales tradicionales, especialmente en lo que se refiere a la sexualidad. [2]
En Latinoamérica
agradecemos a nuestros hermanos norteamericanos por sus esfuerzos, durante el
siglo XIX y principios del XX, al compartirnos el Evangelio. Es una deuda gozosa la que tenemos hacia
ellos y que no puede ser ignorada, ni mucho menos, desvalorada. No obstante,
han de admitir nuestros hermanos del norte que también, junto con el Evangelio,
nos enseñaron otras ideas no tan bíblicas que se propagaron extensamente dando origen a un evangelicalismo que no es netamente cristiano. La culpa recae también en nosotros por no analizar y evaluar esas enseñanzas, por pensar: "así nos la enseñaron, así debe ser", y que "la teología no sirve porque todo está en la Biblia", etc. En fin, tales enseñanzas profundamente enquistadas entre los evangélicos son las que se deben extirpar.
Por lo tanto, como definición
de ‘aberraciones evangélicas’ podría decir que:
Se trata de un grave error
del entendimiento en cuanto a la enseñanza de la Escritura, es decir, teologías
distorsionadas que las iglesias evangélicas reproducen y se muestran concretamente en actos o acciones realizados individualmente y colectivamente, independientemente de la denominación a la que se pertenezca.
Es por ello que he
introducido una cuña entre el ser-cristiano y el ser-evangélico, entre el
cristianismo y el evangelicalismo. Un evangélico es cristiano ciertamente, pero
no todo cristiano es evangélico. La reunión de ‘Aberraciones evangélicas’ la
realizamos precisamente en estas fechas, cuando se celebran Halloween y Día de muertos, aprovechando
la connotación común de lo tenebroso, lo oculto, lo maligno, que debe ser expuesto,
haciendo evidente la incoherencia e inadmisibilidad bíblica y teológica de
tales aberraciones. La finalidad es una sola: corregir la teología del evangélico
para que se encamine a una vida más cristiana.
1. “Aberración”, Diccionario de la lengua española 22ª edición. Real Academia
Española. Recopilado en:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?LEMA=aberraci%C3%B3n,
consultado el 22 de octubre de 2011.
2. “Evangelicalismo”, Justo L.
González, Diccionario manual teológico
(Barcelona: Editorial Clie, 2010), 118.
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