En esta ocasión, Erick pregunta:
...porq el rlato de la resurreccion es diferente en los 4 evangelios. Eso se lo oi a un ateo.
Respuesta:
La pregunta es interesantísima, sobre todo de quien viene pues, como dice Erick, es un argumento muy común entre aquellos que se llaman a sí mismos "ateos".
Primero, regreso la pregunta: ¿Si los cuatro Evangelios dijeran exactamente lo mismo, lo creerían? ¿O su reacción sería la misma de incredulidad? Este argumento clásico es tan sólo una excusa para decir: "Por eso no creo". Cuando lo cierto es que no quieren creer por otras razones mucho más personales.
Segundo, los Evangelios son testimonio de los hechos. Por ello, en el estudio de los escritos a ellos se les llama 'testigos'. Ahora, pensando en esto, pongamos un ejemplo: Se lleva a cabo un juicio respecto a un homicidio. Hay cuatro testigos que conocen el asunto. Son llamados al estrado. Entonces comienzan las indagaciones y cada uno da su testimonio. El resultado es que cada uno da un aporte que difiere del resto. Sin embargo, cada declaración apunta a un único y mismo suceso. Así, de los cuatro, se obtiene un panorama más abarcador de la situación y se constata lo ocurrido. De modo distinto, si los cuatro dieran exactamente la misma versión, más que proveer información del hecho, levantarían sospechas de que han sido preparados, es decir que se han puesto de acuerdo y falsificado su testimonio.
Ahora bien, los Evangelios narran el mismo suceso, en este caso hablamos de la resurrección. Pero debemos recordar que estos Evangelios fueron escritos en diferentes lugares y tiempos, que cada autor tiene un propósito específico, una audiencia en particular así como una teología propia, y que los evangelistas recurrieron a fuentes y tradiciones distintas. Con todo, guiados por el Espíritu relatan el mismo hecho. Carlos Ignacio González lo explica de la siguiente manera:
Los evangelistas escribieron para diferentes comunidades, y en circunstancias distintas. Es natural que adaptaran a ellas su teología. Pero a su vez ello había recibido las múltiples tradiciones que se habían ido formando por la predicación apostólica. Este hecho nos presenta la enorme riqueza de teología verdaderamente bullente que el Espíritu de Dios había inspirado en toda la Iglesia. Encontramos tradiciones teológicas, por ejemplo, más propias de la comunidad judeo-cristiana por un lado, y helenístico por otro. Pero no opuestas, aunque sí diversas, y que mutuamente se enriquecían... Los cuatro evangelios pretenden un mismo fin: la proclamación de la fe apostólica en el acontecimiento salvador de Jesucristo, fundamentada en los hechos y palabras del Jesús terreno. Todos ellos son o bien testigos inmediatos de la resurrección, o intérpretes de dichos testigos (cf. Lc. 1:2; Jn. 21:24). Están unificados en una fe objetiva e histórica, y en su interpretación salvífica.[1]
- González, Carlos Ignacio. Él es nuestra salvación. Cristología y soteriología. México, D.F.: CEM, 1998; p. 237:
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